Tener humedades en casa no sólo es un problema estructural de la vivienda, sino también un inconveniente para nuestra salud. Una tasa de humedad excesiva en los ambientes interiores favorece el crecimiento del moho, lo que puede provocar la aparición o el empeoramiento de diferentes problemas respiratorios. En 2009, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el documento denominado «Guía sobre calidad de aire interior: humedad y moho», en el que establecía la existencia de evidencia epidemiológica suficiente para concluir que los ocupantes de edificios con humedad están en riesgo de desarrollar síntomas del tracto respiratorio superior e inferior (incluidos la tos y el silbido al respirar), infecciones respiratorias, asma y exacerbación del asma. En 2011, la propia OMS añadió la falta de aire (disnea), la bronquitis y la rinitis alérgica, a la lista de afecciones provocadas por el exceso de humedad.
La manera más sencilla de detectar un problema de humedad en el hogar es la aparición de manchas en la pared o en el techo de la vivienda. Hay que tener en cuenta que muchas lesiones graves en las edificaciones comienzan con una pequeña humedad que poco a poco va aumentando de tamaño. Las humedades pueden perjudicar en gran medida a toda la edificación, desde los cimientos hasta sus muros, cubiertas, paredes de las viviendas o techos, y llegar a afectar gravemente a la seguridad del edificio.
¿Qué tipos de humedades existen?
Las más frecuentes son las producidas por la filtración directa del agua, ya sea por la lluvia o por la rotura de alguna tubería, sumidero o canalón. Es muy habitual que se originen en los tejados de los edificios, aunque a veces surgen también desde la fachada. Y, aunque sólo afecten a los vecinos de los pisos superiores, hay que tener en cuenta que si no se lleva a cabo una correcta intervención, el problema afectará poco a poco a todo el edificio.
Otro tipo de humedad que puede aflorar es la denominada humedad por capilaridad, que se da en suelos y en paredes. Surge desde los cimientos de la casa, cuando no se ha realizado un correcto aislamiento de los mismos.
Y, en tercer lugar, la humedad por condensación, muy habitual, es la que aparece en el interior del hogar cuando las paredes de la casa no cuentan con un buen aislamiento térmico. La condensación se da porque la pared está muy fría en invierno y hace que se produzca un contraste brusco con los calores y vapores que se originan en el interior del hogar, este calor se evapora y hace que aparezcan las manchas de humedad.
Solución a las humedades desde la rehabilitación
En muchos casos, y tras actuaciones fallidas de albañilería o pintura de carácter superficial, la solución para terminar definitivamente con las humedades de nuestro hogar, puede pasar por acometer la rehabilitación del edificio en el que vivimos. En Donostia y Gipuzkoa, con nuestra alta tasa de humedad relativa anual (de un 80%) y la cercanía a la costa, las casas sufren más de problemas de humedades, por lo que se requieren intervenciones de calidad, realizadas por especialistas en rehabilitaciones y reformas.
La reforma del edificio, y en concreto de su fachada, es muchas veces la solución a las humedades en el interior de las viviendas, y a los posibles daños estructurales causados por la misma. Una de las soluciones es la instalación de fachadas ventiladas, pero si la fachada está muy deteriorada ha de acometerse una rehabilitación integral.
Sistemas de rehabilitación de fachadas
Para la rehabilitación de la parte exterior del edificio se suelen emplear tres tipos diferentes:
- La fachada ventilada: es uno de los revestimientos aislantes más utilizados en la actualidad. Elimina los problemas de condensación de la vivienda debido a su aislamiento térmico y, además, es una solución que ahorra energía ya que aísla tanto del frío como del calor.
- Sistema SATE: es, al igual que el anterior, otro de los sistemas más utilizados hoy en día. Se trata de un revestimiento exterior que aísla también del frío y del calor, que se adhiere directamente a la fachada, mientras que en una fachada ventilada, estas piezas necesitan de otra estructura más (hoja interior, capa aislante y hoja exterior).
- Sistema enfoscado o monocapa: consiste en aplicar un mortero (cemento y otros componentes) que se extiende sobre la fachada en una sola capa.
Cada uno de estos tipos de rehabilitación tiene sus ventajas e inconvenientes, pero cualquiera de ellos acabará con las humedades. La colocación de un aislamiento exterior en la fachada supone una protección para todos los elementos de la construcción: vigas, paredes, muros, cimientos… Este tipo de fachadas son completamente impermeables al agua y evitarán por completo las condensaciones y las humedades en el hogar.